PRÓLOGO
La creación poética es un don excepcional dentro de la gama literaria universal. En Huacho, por fortuna, contamos con clasificados exponentes. Aquí hallamos una cuajada perla poética: Zita Mitrani de Barba, pacasmayina de nacimiento, huachana de corazón. Escogió este escenario acogedor, para plasmar sus poesías vivificantes, cual hálito para quienes tenemos el privilegio de leerlas.
Poesías profundamente sencillas; fruto de sus estros y la plasticidad idiomática, que trasuntan, con acierto su mensaje poético. Sus versos llenos de armonía están impregnados de un mensaje profundamente humano.
Su poemario contiene múltiples facetas que relumbran, a manera de una diáspora diamantina, cual soplo edificante que enaltece el espíritu.
Allí está su confesa fe cristiana, cual guía espiritual de su fina sensibilidad.
Allí están su tributo y gratitud, a sus amistades predilectas de su entorno amical.
Allí está el amor maternal que prodigó a los suyos, cual esencia de sus valores humanos.
Allí están sus burilados acrósticos, inmensamente expresivos.
Allí están: su fe, su cariño, su vocación humana ejemplarizadora.
Allí está la palabra viva, palpitante de misteriosos ritmos del vivir.
Por eso, sus versos, entre diversos mensajes, fortalecen nuestra conciencia solidaria y nos iluminan y ennoblecen. Por eso, su lectura es una estación obligada de meditación.
En suma, allí está la dulce y fulgurante estampa de ZITA, hecha poesía.
Lic. Francisco Alva Hidalgo
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